El entrenamiento cruzado se puede definir como aquella actividad física, paralela a nuestra modalidad deportiva, de la cuál podemos aprovecharnos para obtener mejoras tanto en la preparación física como en la mental.

Se trata de ejercicios diferentes de los que utilizamos habitualmente. Por ejemplo, un runner utiliza el ciclismo para obtener mejoras cardiovasculares y disminuir el riesgo de lesión por estrés, evitando en gran medida el número de impactos contra el suelo. De este modo, se mantendrá el nivel de condición física, disminuye el riesgo de lesiones y consigue un extra de motivación al salir de la monotonía y tener nuevos retos.

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Ventajas del entrenamiento cruzado

Uno de los mayores beneficios del entrenamiento cruzado es la gran variedad de patrones motores que podemos obtener, ya que no nos centraremos siempre en los mismos movimientos al ir incluyen en nuestro entrenamiento otros deportes como pádel, fútbol, trekking…

Esto supone una ventaja tanto en nuestra modalidad deportiva como en el día a día, ya que al tener un cuerpo con mayor número de experiencias motrices, también conseguiremos un cuerpo más funcional y que se adapte más y mejor a todas las situaciones cotidianas.

Además, el entrenamiento cruzado nos permitirá trabajar todos los ángulos y fibras musculares, ya que le presentaremos a nuestro cuerpo una amplia gama de ejercicios, evitando limitarnos a un pequeño número de actividades características de nuestra especialidad deportiva.

Otro de los puntos fuertes del entrenamiento cruzado es la oportunidad de salir de la rutina y encontrar nuevas motivaciones y nuevas metas en las que superarnos, desconectando de la monotonía, incorporando variedad y nuevos progresos, lo que afectará de manera positiva a nuestra mentalidad para obtener así nuevos progresos que nos ayuden a obtener un mayor rendimiento.

Entre sus beneficios también se incluye la variabilidad de las cargas, que consiste en desajustar el organismo para que, cuando se reequilibre, obtenga mayores mejoras.

Cómo incluir el entrenamiento cruzado

Una buena manera de incluir el entrenamiento cruzado en nuestras planificaciones es utilizar esos días en los que se nos rompe la rutina por algún motivo. Por ejemplo, si llueve y no puedo salir con la bicicleta, trato de realizar en mi propia casa ejercicios calisténicos; si tengo un esguince y no puedo salir a correr, aprovecho y realizo una sesión de natación; si soy nadador y tengo el hombro lesionado, pruebo con el running.

Otra oportunidad muy buena para aprovecharnos del entrenamiento cruzado es disfrutar de la naturaleza y el aire libre. Con el buen tiempo, salir a realizar trekking, piragüismo, barranquismo, escalada o simplemente unos largos de natación mientras disfruto de mi familia en la playa.

Y por último, tenemos la opción de practicar deporte en grupo. ¿A quién no le gusta de la rutina de correr, nadar, machacarse en el gimnasio o realizar largas tiradas de bicicleta solo, y jugarse una paella con los amigos? Aprovecha y practica deporte en compañía, juega al pádel, al fútbol sala, un 3×3 de baloncesto… Lo importante es continuar practicando cualquier modalidad deportiva para transferir los beneficios a nuestra disciplina, obteniendo tanto los beneficios de sus patrones motores y sus adaptaciones metabólicas como desconectando mentalmente.

Rubén Gadea Mira
CEO y entrenador de Sanus Vitae