¿Alguna vez te has preguntado cuál sería la mejor definición de correr? Pues bien, todos estaremos de acuerdo en que se trata de encadenar una pisada tras otra durante miles de veces, pero… ¿de verdad pensáis que correr resulta en una tarea tan sencilla? ¿Y si os digo que correr en asfalto no tiene nada que ver con correr en montaña?
Asfalto vs montaña
Con el propósito de dar respuesta a las preguntas anteriores, vamos a contaros las diferencias más importantes que existen entre correr en asfalto o en montaña, pues hay un sinfín de particularidades que hacen únicos y distintos ambos escenarios.
- La primera y mayor diferencia es el terreno donde llevaremos a cabo la acción, lo que va a repercutir de manera directa sobre nuestra pisada. Correr en montaña implica hacerlo sobre un terreno menos uniforme y más inestable que el asfalto por lo que resulta indispensable tener unos músculos, tendones y ligamentos fuertes y resistentes. Además, los contantes cambios de terreno también van a exigir un mayor grado de concentración para evitar posibles imprevistos.
- En montaña, a diferencia del asfalto, los ritmos de carrera no son un buen indicador de intensidad debido a la variabilidad del terreno. Cuando se sale a la montaña, lo mejor es olvidarse del reloj. Mejor atiende a tus sensaciones y déjate llevar. Los ritmos y/o velocidades son una herramienta fantástica para correr en asfalto pero en montaña nos pueden jugar malas pasadas.
- El equipamiento / material para correr en asfalto o en montaña también difiere, comenzando por el calzado y continuando por los complementos. Para correr en montaña necesitarás unas zapatillas específicas de trail cuyas principales características sean la adherencia, estabilidad y resistencia al terreno. Además, cuando salgas a la montaña, te recomiendo que utilices un cortaviento impermeable y una pequeña mochila donde poder llevar algo de comida, bebida y el teléfono móvil. Ten en cuenta que te encuentras en un medio cambiante y hay ciertas variables que no vas a ser capaz de controlar.
- El programa de entrenamiento siempre debe ser específico según la modalidad que practiques. Aunque en ambos escenarios la acción principal es correr, no tiene nada que ver hacerlo en asfalto o en montaña. Para correr por montaña vas a necesitar hacer un entrenamiento mucho más variado que incluya, por ejemplo: series en subida, trabajo de potencia de piernas, sesiones de caminar-correr…
Y ahora que ya eres conocedor de las diferencias más importantes entre correr en asfalto o en montaña, ¿por cuál te decantas?
En cualquier caso, estamos esperándote en Sanus Vitae para salir a correr y compartir experiencias contigo. En la práctica es donde mejor se aprende la teoría.
Moisés Picón Martínez
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Entrenador en Sanus Vitae especialista en deportes de resistencia
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