El ironman es nadar 3.8 km, pedalear 180 km, 42.2 km y tener el orgullo de poder decirlo el resto de tu vida. Tres meses después de lograrlo, puedo decir que el ironman no es una carrera, ni siquiera un reto a nivel físico ya que cualquier persona puede hacerlo entrenando, es un estilo de vida, una actitud, una forma de ser. Cualquier persona que sueñe con convertirse en un hombre de hierro ha visto algún video en el que aparece la frase «De pequeño superhéroe, de mayor Ironman».
Nos pasamos nuestra infancia soñando con ser un superhéroe y al crecer nos olvidamos de esos sueños, pero todo el mundo tiene ese superhéroe dentro. Solo hay una diferencia, y es que algunos tienen el valor de enfrentarse a sus miedos y dar un paso adelante para lograr sus metas con todas las consecuencias. Pero que es lo que hace que algunos den ese paso para desatar lo que llevan dentro?
Me llamo Pablo Marcos, tengo 23 años y acabo de graduarme en la universidad de Southampton (UK) tras terminar un master en oceanografía física.
Mi «historia», por llamarlo de alguna forma empezó el verano pasado cuando después de un año plagado de éxitos como jugador de hockey hielo en Inglaterra decidí dar el paso a iniciarme en el triatlón y así poner la primera piedra en el camino hacia el sueño de convertirme en un ironman. Solo una semana después de empezar a entrenar, el 16 de junio corría mi primer triatlon supersprint.
Llevo haciendo deporte toda mi vida y a pesar de ello aquel día sufrí como jamás lo había hecho. Mi natación fue francamente buena, pero la bici y la carrera a pie fueron un infierno. De la bici me lo esperaba porque jamás había andado en bici más que de paseo, pero correr? Vaya palos de madera tenía como piernas!! No importo lo en forma que pudiera estar, el hecho de tener que combinar tres deportes distintos me dejo destrozado.
La sensación que tuve en las piernas al bajarme de la bici y los dos días siguientes fue simplemente de dolor. A pesar de ello, como le ha pasado a muchas personas, lo mío con el triatlón fue un flechazo a primera vista. Tener cualidades para un de los sectores no te garantiza nada en este deporte y el aspecto psicológico juega si cabe un papel mas importante que en cualquier otro deporte. Es un muy sacrificado pero a la vez agradecido y lo más importante, supone un reto continuo. Exactamente lo que buscaba.
Ese mismo verano hice otros 3 supersprints, un trail de 30km, una marcha cicloturística de 130km (cuando apenas un mes antes no era capaz de hacer 30km seguidos) y las polar series en Coruña, carrera que dos meses antes habíamos marcado como objetivo. Es curioso que de las polar, recuerdo que fui siempre de menos a más como mis entrenadores me habían dicho y siempre guardando para el final. Al ser la primera vez que me enfrentaba a la distancia, las 2h13 que hice al final me dejaran con un «mal sabor de boca». No me gusta llegar a la meta con la sensación de no haberme dejado todo en el asador y ese día al estar preocupado por como respondería mi cuerpo guardé demasiado. No voy a mentir, soy un adicto al deporte y entreno a diario. No hubo secreto alguno para pasar de no andar en bici a hacer lo que después haría, ni bajar mi carrera a pie unos 7 minutos, simplemente fue echarle horas de entreno y ganas.
Soy muy meticuloso a la hora de competir y me gusta tener todo muy planificado incluso poniéndome en los peores casos, no me gusta dejar nada a la improvisación cuando me enfrento a algo nuevo, y si improviso es porque realmente me encuentro en condiciones perfectas y me dejo llevar por lo que me digan las piernas. El día de las polar no me deje llevar y me quedo esa espinita clavada. Esa espinita me hizo hablar con mis entrenadores y como yo soy muy impulsivo cuando no estoy compitiendo (si si, curiosamente compitiendo es cuando más control tengo en todo) la posibilidad de enfrentarme al Ironman empezó a rondar por mi cabeza. Ellos eran los organizadores del 1erironman que se iba a celebrar en Galicia, concretamente en As Pontes, a una hora de mi casa, razón por la cual podrían estar rodeado de todos mis amigos y familia al hacerlo. Era tentador, pero no llevaba ni 3 meses en el triatlón y sabía que al mismo tiempo tendría que hacer el master en la universidad de mas prestigio a nivel mundial en investigación oceanográfica, con todo el trabajo y las exigencias que ello conlleva. Me encontré sin darme cuenta en ese momento en el cual tenia que desatar lo que llevo dentro y mi cabeza empezó a funcionar a mil por hora. Tenia todas las razones necesarias para dejarlo pasar y hacerlo otro año, para más adelante cuando mi cuerpo estuviera mas adaptado, para cuando no fuera a estar tan ocupado con el master, el cual tenia que ser mi prioridad, para cuando pudiera entrenar con mi equipo en casa y no solo día tras día… Podría enumerar una lista infinita pero al final, una imagen muy sencilla se me paso por la cabeza. Era yo cruzando la línea de meta de una carrera que significaba el mayor reto personal al que me podría enfrentar y un sueño. Casi temblando sabiendo que se me había ido de las manos, simplemente asentí y dije «apúntame, pasarme la inscripción a la tarjeta en un solo plazo y no me lo mencionéis de nuevo hasta entonces no vaya a ser que me arrepienta». La vida son dos días y no hay que dejar para mañana algo que puedas hacer hoy, así que como se suele decir, go big or go home. Estaba decidido el día 15 de junio, ni siquiera un año después de mi debut en un triatlón supersprint me convertiría en un Ironman.
Pablo Marcos
Una persona que inspira
Como lo conozco, os puedo decir que Pablo es una persona muy comprometida, con muchas ganas de conseguir reto tras reto y sobre todo con una gran humanidad. Será grande exteriormente porque lo es, y mucho, en su interior. Muchísimo ánimo campeón.
Simplemente decir que es un orgullo ser el padre de Pablo Marcos,animo y busca tu meta